La tarde del miércoles 11 de julio quedará grabada para siempre en la vida de María Catalán (67) y Rita Tobar (73). Dos sanantoninas abnegadas que por muchos años se postergaron para dedicarse en un ciento por ciento a sus hijos. Hoy sus retoños ya son grandes y ambas decidieron cumplir el sueño que siempre quisieron hacer realidad: ver una película en un cine.
Algo, que para muchos es tan normal, para ellas fue una experiencia que recordarán por el resto de su vida, así lo relató Rita, quien lleva 41 años casada y fue madre en dos ocasiones.
“Yo viví mucho tiempo en el campo, por el sector de Peñuelas. A uno nunca se le pasó por la mente ir a un cine, porque era imposible por esos años. Las mamás nos dedicábamos todo el día a los hijos y a la casa y así pasaban los días y los años”, recuerda.
Gatos Viejos fue la película que vieron más de 100 personas en el Centro Cultural de San Antonio (Ccsa), actividad que se realizó junto a la caja de compensación La Araucana. El film cuenta la historia de Isidora (Bélgica Castro) y Enrique (Alejandro Sieveking). Esta pareja de ancianos vive en un céntrico departamento de Santiago. Ella, por su avanzada edad comienza a evidenciar síntomas de alzheimer. Su hija Rosario (Claudia Celedón) va a visitarla junto a su novia Hugo (Catalina Saavedra), lo cual provocará una sucesión de divertidas y dramáticas situaciones.
“La película es muy buena. Todo fue lindo. Para mí fue emocionante, porque es la primera vez que vengo al cine, ahora les voy a poder contar a mis nietos que conozco el cine. Estoy feliz, hoy a los 67 años estoy comenzado a conocer algunas cosas. Además era gratis, que mejor”, dijo entre risas.
Al lado de Tobar estaba María. Al igual que su nueva amiga, ella también dedicó gran parte de su vida al cuidado de sus seis hijos.
“Antes era muy difícil acceder a este tipo de cosas. Yo también era del campo y nunca había ido al cine. No pensé que podía ser tan lindo. La película estuvo muy buena y nos sentimos muy cómodas, porque es un lugar muy acogedor. Espero que esta no se la última vez”, comenta.
Ambas abandonan la sala del Ccsa y se van compartir con sus amigas. Todas disfrutarán de una rica once con un buen pedazo de torta. Así esa tarde se convertirá en la más dulce e inolvidable de sus vidas.