Un amplio álbum fotográfico ciudadano que da cuenta de la vida de las mujeres santiaguinas entre 1916 y 1998, sus luchas y derechos ganados, es lo que presenta la muestra “Mujeres en Santiago”, que fue recientemente presentada por Ricardo Brodsky, quien fuera también director del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos.
Es un trabajo conjunto entre el Museo Benjamín Vicuña Mackena y el Programa Patrimonio y Género de la Dibam, quienes invitaron a la comunidad a participar enviando sus imágenes. A través de este recorrido es posible verificar los cambios sociales experimentados durante el pasado Siglo, desde los registros de la vida cotidiana de las personas y su patrimonio fotográfico.
¿En qué consistió el proceso de trabajo que dio como resultado esta muestra?
Este trabajo lleva un poco más de un par de años, y originalmente se trató de hacer fotografías de mujeres santiaguinas, retratos, tratando de buscar en ella la idea del cambio que experimentaron las mujeres en el Siglo XX, que es un cambio súper importante porque acceden a una serie de derechos de los cuales carecían: a la educación, especialmente educación superior; al sufragio o derecho al control de la maternidad.
Es toda una revolución en que las mujeres empiezan a ocupar el espacio público de forma inédita en la historia de Chile. Estas fotografías buscan mostrar cómo estos procesos se van dando, a través de mujeres comunes y corrientes, trabajadoras, profesionales, estudiantes.
¿Y cómo se obtuvieron?
Son fotografías del archivo personal de mucha gente y que fueron donadas al museo. Si bien este trabajo partió como una exposición, generó un gran interés de la Universidad de Chile y se hizo una investigación entrevistando a algunas de las mujeres de la muestra, con ello se hizo un libro que se va a lanzar en el mes de noviembre, y que entregan un testimonio mucho más profundo de cómo ellas vivieron estos procesos.
Cómo hemos cambiado
La irrupción de la mujer en el espacio público tuvo su correlato en todos los campos de la vida, por ejemplo, cambiando la forma de asumir la crianza de los hijos, ampliando el acceso a la educación y al trabajo, y poniendo sobre la mesa el derecho al placer.
Para Brodsky “aún existen carencias, por ejemplo, la desigualdad salarial y la violencia contra la mujer”. El pleno dominio del cuerpo y control de la natalidad son otros pendientes que la muestra deja abiertos “para que los derechos de las mujeres puedan ser gozados plenamente”.
¿Qué cosas se pueden concluir respecto del avance en materia de derechos?
Yo diría que el gran cambio que se produce es que nada menos que la mitad de la población del mundo tuvo acceso a derechos que habían sido sólo para la población masculina, lo cual es un cambio gigantesco, una verdadera revolución política, cultural, demográfica. Y este cambio se manifiesta en todos los planos de la sociedad.
¿Diferirá mucho el resultado si hiciéramos este mismo ejercicio en otras regiones?
Pienso que sí. Hay fenómenos que impactaron más en Santiago, como la migración campo-ciudad, y Santiago es representativo porque logra reflejar ese proceso, mostrar ese mix que se produce y que toca todas las capas sociales.
Alcanza a la mujer trabajadora obrera, la que hace trabajos de servicio doméstico, a la profesional, la dueña de casa que empieza también a salir al espacio público, encontrando una nueva forma de vivir, menos encerrada, menos dependiente y menos subordinada, algo que ahora en el Siglo XXI está pasando nuevamente y con más fuerza.
La muestra permanecerá disponible hasta el 2 de noviembre en la Sala de Exposiciones del centro Cultural San Antonio (Antofagasta #545, Barrancas). Para solicitar visitas guiadas grupales escribir a Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
